Esta ciudad no deja de asombrar. Un reportaje de Ultimas Noticias da cuenta de la nueva moda en la ciudad: los ortodoncista callejeros, individuos que colocan a precios de gallina flaca, correctores dentales, conocidos popularmente como «frenillos» o brackets.
No es nuevo esta piratería. Si echas una mirada al sector comercio, observarás la existencia de buhoneros o comerciantes informales. Si vas a un concesionario, veras las mafias de los vehículos en pleno desarrollo. Si se trata de belleza, proliferan instalaciones ilegales para implantar mamás, pedicure. Si te gustas las comidas ligeras, nada mejor que el centro d ela ciudad o los alrededores de la Plaza Venezuela. Si quieres comprar algo de ropa, los comercios piratas en el centro, con ropa cantrabandeada desde China, Panamá y Colombia
Pero si quieres algo privado, como prendas, ropa traída de «boutique de Miami», las oficinas públicas tienen a los mejores clientes
Quiero decir que este país sigue hundiéndose, donde el valor de la ilegalidad, de la trampa, de la evasión, del facilismo, es lo que florece, machacando valores como honestidad, rectitud, respeto, verticalidad, en fin, una ciudad donde todo es posible, y las instituciones son decorados, o mejor, expresión del formalismo o apariencia que tanto gusta al venezolanno
Así como proliferaron los pedicuristas y manicuristas callejeros, con clientela de la más variada formación social y estatus económico, asi veremos crecer esta tendencia de ortodoncistas callejeros, que no importa que se utilicen algodones, o que no sean egresados universitarios, o que maltraten una boca cualquiera, lo importante es el dinero. Ese es el fin. Lo demás es pura retórica mediática, porque muchos saben que la es el valor, el símbolo de los nuevos tiempos
