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¿Quién Gobierna a los países? Un suprapoder: embajadas, medios y empresarios. Los presidentes ponen la formalidad

15 febrero, 2011

Por encima del poder político se sitúa un supra poder (de naturaleza oculta) fundamentado en un  trípode: Las  grandes cámaras empresariales, las embajadas extranjeras y los monopolios de medios de comunicación..

Las embajadas extranjeras (principalmente las de EEUU y la UE) cumplen función de «lobbystas» de sus bancos y empresas en el país en que se encuentren.

Las grandes cámaras empresariales, su vez,  nuclean a los grandes bancos y empresas multinacionales que mantienen la hegemonía y el control de toda la actividad económico productiva, y a su vez manejan el mercado interno y el comercio exterior (las áreas clave de la economía).

Los grandes consorcios mediáticos (aparte de integrar el sistema como una corporación más) son ultradependientes de los grandes bancos y empresas que pautan el grueso de sus facturación con la publicidad comercial.

La relación empieza cuando inicia su carrera en el escalón más bajo de la pirámide política, pasando por distintos puestos, desde concejal, diputado, intendente, gobernador hasta Presidente, según la suerte que le toque en el negocio.

Las empresas y bancos pagan de dos maneras por los «servicios» institucionales de un político: Financian sus campañas y lo habilitan con un porcentaje de los contratos que consiguen con el Estado.

Si llegan a los puestos más altos (presidente, gobernador o alcalde), sirven al poder colocando a los operadores de los grupos económicos como funcionarios o asesores claves en los gabinetes gubernamentales.

Esta dinámica es la que le permite a los políticos transformar el gerenciamiento de «cosa pública» en una empresa comercial paralela realizada con el control del Estado. Esta actividad capitalista privada (ejecutada con el Estado como herramienta) es lo que le permite al político convertirse en un próspero millonario y manejar cuentas secretas en los paraísos fiscales.

O sea que, al amparo de la representatividad institucional que le otorga el «voto popular», el político construye su propio negocio capitalista haciendo lobby y gerenciando «cosa pública» para los pulpos económicos y financieros que controlan y se reparten áreas de influencia en el Estado capitalista. MAS DETALLES