La caída de la red en Egipto se llevó a cabo de manera instantánea y con una certera efectividad: un 90% de las conexiones dejaron de funcionar al mismo tiempo, lo que equivale en la práctica a un “botón mágico” en manos de un dictador capaz de “apagar” de golpe Internet si estima que supone una amenaza. Una acción realizada a través de un control directo de todos los proveedores de acceso que operan en el país, que pasan a tener una importancia verdaderamente estratégica desde un punto de vista político.
Básicamente, la acción tiene lugar a dos niveles: en primer lugar, a nivel de DNS, que permite un control total del dominio .eg a todo aquel que pretenda acceder a recursos mediante el nombre de dominio. Pero dado que esto podría provocar una difusión inmediata de las direcciones IP numéricas de los servicios para poder acceder a través de éstas, utilizaron también el Border Gateway Protocol (BGP), el sistema a través del cual los proveedores de acceso a Internet publican dichas direcciones IP en la red: de manera simultánea, todos los proveedores de acceso del país dejaron de tener disponibles sus tablas de rutas.
De repente, nadie sabe donde está nada ni puede acceder a nada: los usuarios desde fuera del país no pueden acceder a ningún recurso situado en un servidor dentro del país, y los usuarios desde dentro del país no pueden acceder a nada. Sin embargo, el bloqueo se puede establecer de manera selectiva: el mercado bursátil egipcio y algunas páginas web más siguieron funcionando sin problemas. MAS DETALLES