«Yo maté a Orlando, ve a buscarlo que lo dejé tirado». Así de claro fue el interlocutor desconocido cuando María Chirinos llamó por quinta vez al teléfono de su marido, el sábado 26 de febrero, pasadas las nueve y media de la noche.
Después de decirle aquello, el asesino le trancó y no atendió más. Antes de la llamada, el hombre respondió a un primero contacto. María llamó un poco antes de las 9:30 de la noche porque estaba preocupada por su esposo, Orlando Méndez, de 28 años. Él, horas antes, había quedado con ella en buscarla por la Clínica de Rescarven que está en El Paraíso, pues allí estaba hospitalizado el hijo de ella. Pero como a las nueve aún no había llegado, ella comenzó a llamarlo.
En la primera conversación que sostuvo con el asesino de su pareja, el hombre le repetía a María que ese teléfono se lo había conseguido y que no sabía donde estaba Orlando. Luego le dijo la verdad. MAS DETALLES