El periodismo no debería actuar como fuerza política opositora, tampoco oficial, la información corre como lava por las distintas vertientes, de este a oeste, de norte a sur, y el ciudadano, el ciudadano promedio, aprendió a comparar las fuentes periodísticas.
Muchas veces la prensa es atacada pero pierde consistencia al desatar su furia, su ira, pierde la credibilidad y esta última, estimados amigos y amigas, es la sangre que la mantiene viva.
Si pierde su sangre, o al menos se intoxica con malas prácticas, se diseca, es decir, se asemeja a un ente muerto, preparado para que no se descomponga y conservarlo de manera que parezca vivo, cuando en realidad no lo está, ni tampoco lo estará hasta tanto se reparen los errores cometidos, pero demandará tiempo, inclusive años, fortalecer la función social del periodismo. MAS DETALLES