Si a uno se le ocurre en México ser infiel a la mujer o al marido y desatar la pasión con otro en el domicilio conyugal o en una situación que pueda considerarse escandalosa, además de llevarse la gran bronca de su pareja, puede acabar en la cárcel y pasarse entre rejas nada menos que dos años. Y se le puede privar de sus derechos civiles hasta por seis.
Así era en pleno siglo XXI la ley de México, que todavía tipifica el adulterio como un delito en el capítulo IV de su Código Penal. Hasta este jueves, porque parece la norma va a cambiar. En una iniciativa, votada curiosamente y únicamente por senadores del género masculino, se ha aprobado una propuesta para que la infidelidad deje de estar penada. MAS DETALLES