Cuando decidió deshacerse de aquel chucho, lo ató a su ranchera, pisó el acelerador y lo arrastró durante 700 metros. Luego, agonizante, lo abandonó junto a un puente, donde fue encontrado un par de días después.
Sucedió en un pueblo de Lleida hace más de dos años y el autor de los hechos, condenado a seis meses de prisión, se libró de los barrotes porque no tenía antecedentes. Bastó con pagar una multa.
No era un caso aislado, pero ponía de manifiesto la tibieza del Código Penal, cuya reforma considera el maltrato a animales de compañía —sin necesidad de que haya ensañamiento— como un delito que puede acarrear una pena de entre tres meses y un año de cárcel, conmutables por una multa en el caso de que el agresor tenga el certificado de antecedentes penales inmaculado. MAS DETALLES