El devastador terremoto, el enorme tsunami y los posteriores problemas nucleares que está viviendo Japón han impulsado a centenares de estadounidenses a buscar refugios flotantes o subterráneos para sí mismos y sus familias, lo que ha provocado que las reservas de los búnkeres en EE. UU., ante el posible fin del mundo, se hayan disparado de una manera muy brusca.
Actualmente se está construyendo un búnker de 137.000 metros cuadrados, diseñado para albergar a 950 personas durante un año y resistir una explosión de 50 megatones, en las praderas de Nebraska. Debido a la catástrofe en Japón, las reservas allí aumentaron la semana pasada en un 1.000%.
Vivos, compañía con sede en California que maneja el proyecto, ha recibido miles de solicitudes y se está llevando 5.000 dólares de depósito por cada solicitud, suma que alcanzará los 25.000 dólares por cabeza para asegurarse un lugar.
Su nuevo búnker gozará de 4 niveles de habitaciones residenciales, centro médico y clínica dental, varias cocinas, refugios para perros, panadería, celda para rezar, bodega llena de vinos costosos e incluso una prisión para los desobedientes. Gracias a la torre de observación de 350 metros de altura, los habitantes del búnker van a poder observar lo que sucede a su alrededor y salir cuando estén seguros de que nada les amenaza. MAS DETALLES