William Ojeda quedó en ridículo, y hay que decirlo por la calle del medio. El pasado martes, en el debate de la Asamblea Nacional sobre los sucesos del 11 de abril de 2002, el diputado, vicepresidente de Asuntos Sociales de Un Nuevo Tiempo, mostró un audio con la voz del presidente Hugo Chávez, renunciando al cargo.
Rápidamente fue repelido por los diputados oficialistas, por el Primer Madatario Nacional, y Mario Silva, en La Hojilla, quien desmontó la patraña.
Al día siguiente, el periodista y psicólogo, reconoció ante la transnacional CNN que fue un montaje. El documento electrónico persentado por Ojeda, fue tomado de una rueda de prensa que el presidente realizó el 15 de abril de 2002.
Lo grave es que Ojeda es colega, y le importó poco falser la verdad, terviversar, malponer. No es el primer episodio que el comunicador se involucra por faltar a la ética del periodísta, de hecho, su libro «¿Cuánto Vale un juez?», que lo catapultó ante la opinión pública, fue destrozado en las diferentes Escuelas de Comunicación en su momento.
El capítulo de Ojeda trae a colación el tema ético en la política y el desmadre de nuestros dirigentes en su lucha por engañar y confundir a los venezolanos. Nos recuerda las escenas del Presidente Chávez y el diputado Cabello, mostrando supuestos lanzacohetes con los cuales derribarían el avión donde viajaba, por ejemplo.
Y lo penoso de todo esto es que son los que llevaba las riendas del pais o quieren llevarla, sea chavistas u opositores, difícicilmente saldremos de este túnel