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30 años del SIDA, la enfermedad apestosa

30 mayo, 2011

Cinco hombres de San Francisco con un tipo raro de neumonía por ‘Pneumocystis Carinii’ levantaron las primeras sospechas. Casi al mismo tiempo otros jóvenes y homosexuales con sarkoma de Kaposi (un tipo de cáncer propio de personas inmunodeprimidas) encendieron ya todas las alarmas. Era junio de 1981 y ellos los primeros pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

James Curran, en su primera comparecencia sobre sida.| CDC

El patógeno, desconocido por aquel entonces, se extendió por todos los países casi tan rápido como el miedo y el rechazo hacia quienes lo padecían. Fueron años de incertidumbre, de silencios y reproches, de soledades. «Primero lo negamos, quisimos dejarlo pasar, después cundió el pánico y llegaron las dudas sobre cómo hacerle frente. Y en los últimos tiempos nos hemos instalado en la complacencia». Así resume James Curran, la persona que lidió con los primeros casos y tuvo que hacerse cargo de la situación desde los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), la evolución de la pandemia de sida, que hoy afecta a más de 33 millones de ciudadanos.

Treinta años después, la enfermedad que tenía un 100% de mortalidad se ha convertido en crónica -al menos en los países desarrollados- los afectados pueden llevar una vida normal y los tabúes y prejuicios que la rodeaban empiezan poco a poco a romperse. Pero han sido necesarios muchos esfuerzos en investigación científica y en activismo social para cambiar la cara a una infección que en las décadas de los 80 y 90 suponía «una clara sentencia de muerte», como recuerda a ELMUNDO.es Begoña Bautista, una de las supervivientes de aquella época. A sus 52 años lleva 21 diagnosticada, aunque se infectó antes. MAS DETALLES