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Cómo los magos «engañan» al cerebro

30 mayo, 2011

Los ojos están fijos en la moneda, los dedos se mueven durante un instante y la moneda no aparece en el lugar en el que todos esperaban. Cuando el mago abre la mano, una docena de espectadores aplauden alborozados alrededor de la mesa. El público de esta noche es muy especial, la mitad de ellos son magos y la otra mitad neurocientíficos que llevan años estudiando los secretos del cerebro y la percepción. Aún así, no dejan de asombrarse con cada nuevo truco.

Son las tantas de la madrugada y estamos en la isla de San Simón, en mitad de la ría de Vigo. Los invitados han sido cuidadosamente seleccionados para participar en Neuromagic 2011, la primera reunión de magos y neurocientíficos del mundo para estudiar cómo funcionan estos “engaños” en nuestra mente. Los testigos del juego de la moneda saben que en algún momento del proceso su cerebro ha creído ver lo que no estaba allí y ha reconstruido parte de la escena. Estos pequeños fallos son los que los magos llevan siglos explotando para dejarnos con la boca abierta y para los que la neurociencia está encontrando ahora una explicación.

“Los magos toman ventaja de que tenemos una capacidad mental limitada”, explica Susana Martínez-Conde, quien ha coordinado el congreso con Stephen Macknik después de años trabajando junto a muchos de estos ilusionistas de forma individual. “Nuestro cerebro tiene un tamaño y unos recursos limitados”, explica, “y debe tomar decisiones y atajos”. Es por esta economía de los recursos que nuestra mente completa los huecos y ve continuidad donde quizá no la hay, o hace interpretaciones que tal vez no sean del todo correctas pero que nos sirven para ir tirando. MAS DETALLES