En España, parece que los ingenieros se dedican a tonterías. Esa era la opinión que recientemente exponía en una conversación informal un diplomático latinoamericano que lleva cinco años en Madrid. «¿Cuántas veces piensan reformar la plaza de Colón?», bromeaba. «¿Por qué no ponen la estatua con las piernas abiertas y un túnel por debajo?». En su país los ingenieros son necesarios «para hacer cosas serias», dice a continuación. Hay que hacer viviendas, conducciones de agua, infraestructuras de transporte, redes eléctricas. Esa es la realidad de un continente entero, que además habla español. Mientras Europa chapotea para sacar la barbilla de la crisis, Latinoamérica está por hacer. Y la novedad es que hay dinero para ello.
El consulado de Colombia cada vez tramita más visados para trabajar allí
El perfil del emigrante es una persona de 30 años sin familia
El sector de las tecnologías es muy pujante en Latinoamérica
En Brasil se roban a los ingenieros de unas obras a otras, y a los profesores…
Hay acuerdos entre países para sumar los años cotizados aquí y allá
La distancia y la poca cobertura social frenan esta emigración
La ecuación parece fácil. Una generación de españoles arrastra sus estudios superiores y de posgrado de ventanilla en ventanilla sin conseguir empleo estable ni con perspectivas de futuro. Mientras, un continente que está sentando las bases de su desarrollo futuro necesita trabajadores cualificados. Sus sistemas educativos empiezan a generar esos profesionales, pero no en suficiente cantidad. España prácticamente no crecerá este año y las previsiones de recuperar la actividad y empezar a absorber el paro se alargan cada vez más. Latinoamérica crece un 6% de media.
Entre el 1 de enero de 2010 y el 1 de enero de este año la cifra de españoles residentes en el extranjero aumentó en 128.655 personas, según los datos del Padrón de Residentes en el Extranjero que publicó el INE a finales de abril. El 60% de ellos en América. La Dirección General de Ciudadanía Española en el Exterior, departamento del Ministerio de Trabajo e Inmigración, se apresuró a matizar inmediatamente esta cifra, ya que muchos de ellos son personas que han obtenido la nacionalidad por la Ley de Memoria Histórica. Trabajo reduce los emigrantes españoles a Latinoamérica en el último año a un 10% de esas cifras.
Pero el fenómeno existe. El emigrante español a Latinoamérica tiene hoy un perfil que ronda los 30 años, altamente cualificado y mayoritariamente sin familia. Por ahora, abundan expatriados de grandes empresas o profesionales por cuenta propia o de empresas medianas que deciden internacionalizar su actividad, según han observado en la Dirección General de Ciudadanía en el Exterior. MAS DETALLES