Hemos hablado bastante de las empresas y profesionales que trabajan en negro, evitando dar factura a sus clientes para no declarar esos ingresos. Se trata de una práctica tremendamente extendida y con muchas ramificaciones, de la que volveremos a ocuparnos en algún artículo más adelante.
Hoy, en cambio, vamos a hablar de cómo se produce el mismo efecto incluso con profesionales y establecimientos que dan factura, cobran el IVA y lo tienen todo en regla. Este fraude es mucho más canallesco que el otro, porque cobra el IVA al cliente pero nunca lo ingresa a Hacienda, basándose en el conocimiento de sus clientes. O sea: que utiliza el factor humano y la ingeniería social para cometer el fraude.
El fraude consiste en dar factura a todo el mundo y cobrar el IVA a todo el mundo, pero sólo presentar a Hacienda como ingresadas las facturas correspondientes a clientes que se sabe que las desgravan a a su vez como gastos: es decir, a empresas y profesionales. Todas las que se hagan a personas que se sepa que no las desgravan, porque son particulares o porque están en un régimen que no admite esa desgravación desaparecen repentinamente en un segundo filtro.
En las grandes ciudades esto puede ser difícil (relativamente, pues las empresas tiene muchos clientes habituales) pero en los pueblos y peque as ciudades el empresario sabe muy bien a quién le está dando una factura, a que se dedica el cliente y si sucederá algo o no si esa factura desaparece de los libros. MAS DETALLES