Cómo desertaron varios médicos cubanos de la misión Barrio Adentro, el programa social bandera de la llamada Revolución bolivariana, con la ayuda de los gringos? ¿Hasta dónde llega la relación entre el presidente Hugo Chávez y su par de Irán, Mahmud Admadineyad? Estos son apenas dos de los interrogantes que comienzan a resolver los cables de la Embajada de Estados Unidos en Caracas, obtenidos por SEMANA gracias a WikiLeaks.
Las más de dos mil páginas de cables -emitidos entre enero de 2009 y febrero de 2010- fueron leídas y trabajadas en alianza con el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela. Los siguientes apartes son algunos de los cables de lo que será publicado de forma simultánea en los próximos días en Semana.com y en Arman-do.info, portal de esta organización.
¿Visa a cambio de información?
Los cables de la Embajada de Caracas despiertan un interés particular, porque, a diferencia de otros países donde los funcionarios locales son los que surten de información a la misión diplomática gringa, en Venezuela el gobierno había vetado cualquier diálogo con los estadounidenses.
El embajador Patrick Duddy había sido expulsado del país el 11 de septiembre de 2008 por el presidente Chávez. Con todas las puertas cerradas, la misión tuvo que desarrollar ingeniosas tácticas para obtener información, por ejemplo, del sector petrolero.
Con la caída del precio del crudo en 2009, los presidentes de las empresas de Estados Unidos que extraían crudo venezolano estaban preocupados por las deudas que acumulaba Pdvsa. Y por eso, cada alto ejecutivo de la estatal petrolera venezolana que llegaba a solicitar la visa de turista para viajar a Estados Unidos era inmediatamente abordado por los consejeros de la misión que manejaban ese tema particular, y eran sometidos a una entrevista informal.
Cubanos que escapan vía Venezuela
En los cables fechados en la Embajada en Caracas queda claro que Estados Unidos ha tenido una participación activa en la deserción de médicos cubanos que llegaron a Venezuela para trabajar en la misión Barrio Adentro, creada por el gobierno de Chávez en abril de 2003 para proporcionar atención primaria y gratuita a los sectores más pobres del país.
Según los cables, a partir de agosto de 2006, Estados Unidos comenzó a aceptar aplicaciones para un programa llamado Significant Public Benefit Parole, mediante el cual se otorgan permisos de entrada a ese país por razones humanitarias.
“Los médicos cubanos se quejaban por las pobres condiciones de trabajo y de estar supervisados por sus colegas”, se lee en un aparte de la comunicación. Para abril de 2009, el Departamento de Homeland Security había aceptado 739 aplicaciones, de las cuales había aprobado el 69 por ciento.
La oposición daba tumbos
Contrario a lo que podría pensarse, los diplomáticos estadounidenses, según se refleja en los cables, eran duros críticos de la forma como la oposición chavista operaba.
Un ejemplo de esto se dio a principios de 2009 cuando el presidente Hugo Chávez inició una campaña para hacer un referendo que permitiera la reelección indefinida. A la oposición, dice la Embajada en Caracas, la tomó por sorpresa la decisión de Chávez de solicitar esa enmienda constitucional y estaba entregada a perder con el gobierno.
El diputado Enrique Mendoza, preocupado, les confesó tanto al consejero político como al encargado de negocios que el mensaje de los adversarios de Chávez “no conecta con las clases bajas” y que la base del antichavismo “es más propensa al cansancio que los chavistas”.
El encuestador Alfredo Keller fue mucho más duro. En una reunión con los diplomáticos “se burló” de la falta de preparación de la oposición y agregó que después de la Navidad de 2009 “pasó dos semanas tratando de encontrar a alguno de sus integrantes dispuestos a renunciar a sus vacaciones para discutir los resultados de una encuesta”.
Después de la derrota en el referendo, la oposición convocó a una rueda de prensa en la que anunció que se unificaría bajo una plataforma unitaria. La crónica del anuncio, recogida en los cables, señala la ausencia de líderes jóvenes y el desinterés de los asistentes.
Durante el discurso del secretario general de Copei, Luis Ignacio Planas, “muchos preferían atender sus Blackberries”, escribieron los diplomáticos gringos. Y otros, como el gobernador de Carabobo, Henrique Salas Feo, decían que los esfuerzos unitarios “eran una pérdida de tiempo”.
Globovisión, en la mira
Los diplomáticos desde Caracas informaron a Washington que eran ingentes los esfuerzos del gobierno de Chávez por limitar el alcance de Globovisión, un canal de noticias que “tiene una desmesurada influencia” en la opinión pública, según se lee en los cables.
Globovisión, que solo se ve en señal abierta en Caracas y en Valencia, la tercera ciudad más importante de Venezuela, y a través de los sistemas de televisión por suscripción en el resto del país, tuvo un 2009 lleno de amenazas.
Desde el lanzamiento de una bomba lacrimógena por un grupo identificado con el chavismo y liderado por Lina Ron, fallecida en marzo de 2011, pasando por múltiples investigaciones administrativas para determinar si el canal estaba incitando al magnicidio, hasta la sonada renuncia de su director, Alberto Federico Ravell, debido a un intento de cambio en la composición accionaria de la junta directiva.
Ahora los cables de WikiLeaks revelan detalles de cómo el gobierno de Chávez habría presionado, en febrero de 2010, al empresario Nelson Mezerhane, presidente del Banco Federal, para que comprara las acciones a sus socios, Guillermo Zuloaga y el propio Ravell.
De esa manera, buscaba bajarle el tono crítico al régimen. Así se lo contó el secretario general de Acción Democrática, Henry Ramos Allup, al embajador Patrick Duddy. “Mezerhane estaba negociando como si él representara al gobierno, para limpiar los expedientes administrativos y criminales contra el canal y su socio Zuloaga”, dijo Ramos.
Otro empresario, el presidente de Multinacional de Seguros, Tobías Carrero Nacar, le dijo al encargado de negocios Caufield que el gobierno estaba presionando a Mezerhane a través de la situación financiera de uno de sus negocios, el Banco Federal, para hacerse con el control de Globovisión.
Un analista financiero comentó en la Embajada que esa institución financiera tenía “potenciales condiciones para colapsar”. Pero Ravell denunció en público la maniobra y se frustró la venta. Cuatro meses después, el gobierno intervino el banco. SEMANA/COLOMBIA