“Hay algunos que no nos vamos a ir de la acampada y eso es incuestionable”. Guardamos esa frase para luego. La dice una chica de poco más de 20 años sentada en el suelo de una plaza cercana a la Puerta del Sol. A su alrededor, unas 50 personas que participan con ella en la “comisión de dinamización de asambleas”, es decir, la que decide cómo se toman las decisiones en el 15-M de Madrid y de moderar sus reuniones.
En esos poco concurridos pero eternos debates es donde se está decidiendo el futuro de la acampada y del movimiento, mucho más que en las asambleas multitudinarias. Hay entre los participantes cierta frustración porque la lluvia ha impedido las dos últimas asambleas, en las que se podría haber seguido el paso de otras ciudades que acaban de aprobar su ‘calendario de salida’ de las acampadas, pero en realidad era muy improbable que de esas asambleas surgiera algo concreto que sacara al movimiento madrileño “del día de la marmota en el que vivimos desde hace más de una semana”, como nos comentaban ayer varias personas.
Porque el asunto que está a punto de fracturar 15M de Madrid no es de contenido (qué decidir) sino de sistema (cómo decidir). Desde el primer día, la acampada de Sol se ha dado una forma de trabajar y aprobar propuestas: por consenso unánime. Cualquier decisión que se toma debe ser “inclusiva”, debe contentar a todas las personas que participan en la asamblea. Si alguien se opone a algo, ese algo se reformula hasta que se cuente con su apoyo. Eso ha permitido, por ejemplo, que no hubiera acciones o actitudes disonantes en Sol y que se hayan comportado como una unidad diversa hasta la fecha. Siempre buscando el punto en común para no dejar a nadie fuera.
Ese sistema de consenso unánime, sin embargo, ya frenó desde el principio la aprobación de una agenda política concreta, unos puntos básicos de demanda que representen al 15M de Madrid, lo que ha causado mucha ansiedad a los grupos de trabajo que se reúnen casi cada día para trabajar sobre propuestas que después son “bloquedas” por una minoría en desacuerdo. Solo hay que echar un vistazo a las actas de las comisiones de economía, sanidad o medio ambiente para comprobar que sí hay debate, que sí hay ideas, que sí hay propuestas concretas en el subsuelo del 15M. Solo que nunca llegan a ser aprobadas. MAS DETALLES