Enfrentamiento político se va a lo personal. La guerra entre el gato Briceño y Diosdado Cabello en Monagas es a muerte. No hay marcha atrás para la salida del felino de las filas del PSUV. Información confidencial da cuenta del rechazo que tiene Briceño por el Presidente Hugo Chávez, quien ordenó a Cabello debilitar la hegemonía que materializó el mandatario regional en este estado. El vicepresidente del PSUV para Oriente minó el campo a Briceño con los cuadros políticos, elegidos a dedo y sin consenso, con el fin de desequilibrarle el poder.
Diosdado trabaja desde la sombra con ayuda de los organismos de seguridad del Estado, quienes tienen un dossier de la Gobernación con algunas posibles debilidades para atacarlo por vía administrativa y judicial.
En el PSUV están cabreados con Kike Domínguez “el manchao” por defender los intereses del “capitalismo”. Mientras sucede esta diatriba y discurso pobre de contenido, con una retórica vacía de los peleadores, Monagas padece los problemas de desabastecimiento de alimentos, deterioro de servicios públicos, inseguridad y desempleo. Chávez hablará próximamente sobre esta situación. Desde la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) se elaboró un informe muy confidencial sobre lo que se hace en Monagas, especialmente los beneficiados de contrataciones millonarias a lo largo de los años. El grupo de Diosdado celebra la salida de Briceño del PSUV. Y el Gato prepara su equipo para reelegirse gobernador con apoyo de la oposición.
Sigue en fuga el ex jefe de Capturas del CICPC. Rafael Antonio Caicedo Orozco ya no es comisario. Solo le queda el rango de abogado, graduado en la universidad donde estudio la impecable académica Blanca Ibáñez. Este ex comisario es señalado por estar presuntamente implicado en las circunstancias irregulares donde fallecieron tres reclusos en un calabozo del Cicpc en el Rosal. Declaró muy seguro que los presos fallecieron por edema cerebral, a causa de abstinencia. Se ruega quien sepa algo, informar a sus antiguos compañeros de promoción a ver si le pillan.
Los vicios de la IV República siguen su curso en la V. Escoltas para los amigos, barraganas, tráfico de influencias, nepotismo, corrupción, la “diplomacia del codo”, jueces delincuentes y burocracia, se palpan pero no se denuncian. Más de lo mismo en un país identificado con la idiosincrasia de los viejos tiempos. A Chávez le meten una recta por el medio sin enterarse. Se fundieron los cinco Motores para hacer más eficiente su Gobierno. No hay mandato que valga mientras existan individualidades viciadas y sucias de alma. La limpieza empieza por casa. A ver si barremos.
Se activa plan de seguimiento contra diputados opositores. Un marcaje total con seguimientos, intervenciones, grabaciones electrónicas y móviles. El Gobierno no da tregua y sigue los pasos las 24 horas.
Ultima hora: Empresas propiedad de Tobías Carrero, financista de la oposición, serán intervenidas próximamente.
López Sisco: El monstruo que fabricó la CIA en Venezuela
Henry López Sisco: el monstruo que creó la CIA para combatir el comunismo. Tras la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, el comunismo en Venezuela avanzaba. La estrategia de EE UU era frenarlo para salvar la democracia. En toda sociedad destacan los sabios y competentes; pero en la basura también se encuentra algo útil que rescatar.
El “rambo” criollo recibió honores y condecoraciones por los Gobiernos de la IV. Nunca fue removido de su cargo en la Digepol ni Disip, a pesar de cambiar gobiernos de AD y Copei. Era difícil sacar al hombre de la CIA en Venezuela. Para EE UU era problema de Estado mantenerlo en el sector de la “inteligencia”.
Después de pasar dos años en la antigua PTJ, entre los 60 y 70 López Sisco es llevado a Estados Unidos e ingresa a la Escuela de Fort Bragg, sede del Centro de Entrenamiento en Guerra Psicológica. De allí regresa e ingresa a la “nueva” Disip con la misión de destruir todo aquello que se relacione con el comunismo maldito. Crea los famosos Grupos Comando, aquel temible escuadrón que arrasaba todo lo que rociaba con balas pagadas por el Estado.
Henry Rafael López Sisco, C.I. V-3.150.542, nació un 24 de octubre de 1945 en el estado Sucre. Típico macho hembrero, bebedor de whisky y conversador. Un ex compañero de la Disip le recuerda como un tipo hábil y resteado cuando iba a los cerros de Catia a “quebrar” malandros con un tiro de gracia en la frente. Bueno, era su gracia. Obsesionado por su lucha contra la guerrilla, este sujeto se formó en Inteligencia, contrainteligencia, operaciones de sabotaje y destrucción del enemigo (comunismo). Sin ser militar, llegó a “estudiar” en la Escuela de las Américas, aquel centro donde EE UU formaba a los mercenarios para defender la democracia. Igual gizo cursos en Israel cuando el Mossad se infiltró en la Disip.
Me relata un confidente, un episodio poco conocido por la sociedad venezolana. El 29 de julio de 1984 dos secuestradores, un haitiano y un dominicano, secuestraron el avión de Avensa, siglas YV-21C con destino Maiquetía-Curazao. En esa operación Jaime Lusinchi ordenó a López Sisco rescatar a los rehenes que se encontraban ya en Curazao. Ambos secuestradores murieron. Después se supo que el “Rambo” los mató ya rendidos. Inmediatamente voló a Caracas y fue recibido con honores por el beodo Jaime. Allí le entregó un fajo de dólares en efectivo, me cuenta quien fue jardinero de Miraflores para la época. Blanca Ibáñez se hizo admiradora hasta tal punto que su punto de encuentro se hizo seguido en La Guzmania entre cantos de sirena, vasos de whisky y sexo sin rock and roll.
Henry persiguió hasta los hijos de los guerrilleros muertos de la época, Silva, Betancourt y Michinaux, entre otros. En Caracas se infiltró en un grupo de salsa conformado por los hijos de un famoso guerrillero caído en combate, haciéndose pasar por un seguidor de la música caribeña. Los muchachos eran invitados asiduamente por Sisco a restaurantes y bares de Las Mercedes y Altamira. Una madrugada muy borracho, el policía abrió la maleta del carro para meter unos instrumentos musicales y llevar a los chicos a casa. El mosqueo fue mayor cuando vieron ametralladoras, rifles, balas y granadas. El grupo fue disuelto por miedo. Era nada más y nada menos que Henry López Sisco. Hoy refugiado en Costa Rica con apoyo de EE UU: El su antiguo agente de la CIA en Venezuela. Y compañero de Luis Posada Carriles. JOSE LUIS CARPIO/LA CLAVE