Los jugadores de futbol de la vinotinto no son marcianos, son venezolanos de carne y hueso, que saben lo que pasa en el país, y por supuesto, tienen su óptica de los acontecimiento.
Que lo digan públicamente, es una tema para debatir.
Traigo esto a colación por las declaraciones del versátil César «Maestrico» González, quien declaró públicamente su preferencia hacia el presidente Hugo Chávez.
Otros jugadores en el pasado, como Nicolás Fedor, fueron críticos al gobierno, luego la Federación y el mismo jugador trataron de suavizar percepciones.
Cuando una persona pública se pronuncia sobre aspectos de la vida nacional, debe enteder que asume un riesgo que en vez de sumar, resta, en un país polarizado por sectores encarnizados
Así ha pasado con artistas, que se deben a un público variopinto, y que sin embargo, no tuvieron la prudencia para evitar el tema y dejarlo para círculuos privados
Declaraciones de preferencia política son peligrosas porque aplaude un sector, y otro aborrece.
Así está el país…
«Maestrico» dijo en Argentina, donde se desempeña como jugador, esto:
“Mucha gente lo está apoyando, y por más que tenga otros en contra, el Presidente está tratando de hacer las cosas bien por el pueblo. Hoy algunos medios se regodean con su enfermedad, y no estoy de acuerdo para nada. No puede ser que haya gente con tanta maldad, pero sin embargo la hay (…). Si la gente ha votado a Chávez, es porque lo sigue queriendo. Sobre todo los más humildes, porque ha sido muy importante lo que hizo por el pueblo. Además de construir casas, está haciendo que todos puedan ir a la universidad. Allá, en estos años, muchos aprendieron a leer y a escribir, algo fundamental para que todos tengan las mismas oportunidades: ésa es una de sus bases. Por eso, lo han votado. Y por eso, hay que darle apoyo”, dice el venezolano en un extracto de la entrevista.
González habló además de su niñez. “Soy un niño de villa, de padres pobres. De pequeño, tenía una casa muy pobre, muy chiquitita. Y me crié jugando en la calle. No puedo decir que pasé necesidades, pero sé que mis padres sí las pasaron. De todas maneras, siempre hicieron todo lo posible para darnos la comida. Mi madre vendía dulces y helados, y mi padre vendía periódicos o limpiaba botas”.
RUBEN MARCANO/ Con información de Poder en la Red