Ramón Guillermo Aveledo es un político peligroso, malicioso, lleno de tretas que aplica sin el menor rubor.
Mentiroso compulsivo y adulador como pocos.
Fue el artífice del paro de la temporada de beisbol profesional 2002-2003, durante los escabrosos días del sabotaje petrolero y golpe continuado contra Chávez.
En ese oportunidad, se alió con Fedecamaras, el Grupo Cisneros y Empresas Polar, para dejar a los venezolanos sin su principal distracción, para de esa manera, forzarlos emocionalmente a odiar el gobierno y convertirlos en gatillos contra la institucionalidad.
Luego de dejar la liga de beisbol profesional, se le perdió la huella, hasta reaparecer en 2011 con los partidos opositores, y en 2012, aterrizar en la llamada Mesa de la Unidad Democrática.
A partir de allí, espero su oportunidad para zancadillear a sus adversarios, e incluso, llegó a promoverse como el candidato natural para enfrentar al fallecido presidente Chávez.
Aveledo no es querido ni en su partido de origen, Copei.
Recientemente fue nombrado en el audio de María Corina, donde dice que viajó a EEUU a solicitar ayuda y permiso del Departamento de Estados para continuar creando las condiciones de desabastecimiento e inestabilidad política en el país, a fin de provocar el golpe de estado.
Aveledo no tiene escrúpulos, a nivel mediático se presenta como un hombre de diálogo, de acercamientos, de posición moderada, pero quienes lo conocen realmente, saben que es un impostor, que vende hasta su familia por fama, dinero y poder.
Mantiene una lucha a muerte con Primero Justicia, María Corina, Diego Arria, Pablo Median, entre otros, por una botella vacía, llamada MUD.
Se arroga la representación de la instancia internacional, para viajar por el mundo malponiendo al país y sus dirigentes.
Es uno de los políticos más aborrecibles que hay en el país, y de eso, ya no quedan dudas entre chavistas y opositores.
Rubén Marcano, periodista