El abate debió pensar que en un sitio tan tranquilo y discreto no sería descubierto, pero la policía de Lowell hace bien su trabajo y consiguió a Coyle teneiendo relaciones en campo santo.
Esposado y acompañado de la bella señorita, fue conducido a comisaría, donde pasó una noche en el calabozo y pagó una fianza de 500 dólares para poder salir de la cárcel. Ahora está a la espera de juicio por escándalo público y por haber solicitado los servicios de una meretriz (un delito en Massachusetts).
De momento, Coyle ha desaparecido de la vida pública y su Archidiócesis emitió un comunicado en el que indicaba su relevo inmediato del cargo eclesiástico que desempeñaba hasta la noche de autos, Prelado de Honor Superior, un puesto otorgado por el papa Benedicto XVI en diciembre de 2012, como premio a su gran labor pastoral. 20 MINUTOS DE ESPAÑA