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Chavistas que emigran

21 enero, 2014

De los correos que nos llegan, seleccionamos uno para introducir el tema de la inseguridad.

Uno que retrata, sin aditivos, una realidad que rebasó al  gobierno, y que nos mantiene presos de miedo.

El joven que nos escribió es odontólogo, zuliano, de 28 años, y estas fueron sus reflexiones (sin ediciones):

“… te confieso que hasta el 2005 fui chavista, tengo 28 años, soy odontologo grauado hace 4 años en LUZ, trabajo por mi cuenta y estudio en el postgrado de endododoncia en la UCV soy maracucho, y yo desde hace tiempo no tengo acceso a carro, casa, créditos y lo que viene es duro y peor estoy seguro que como joven no lo tengo hoy ni lo tendre ni a mediano plazo, soy honesto no raspo cupos ni ando marañeando con el dolar paralelo.. etc…etc.. pedí un credito educativo al gobierno para hacer mi postgrado y en fundayacucho la respuesta fue que eso no es necesario, es decir el dolor dental y las infecciones dentarias (su tratatamiento) no son prioridad para este gobierno, adivina quien me dio el crédito educativo, Educredito una asociacion financiada por la Polar y otros entes de iniciativa PRIVADA, te confieso desde el 2005 deje de creer en esta gente y en chavez, defraudaron al país por eso tenemos hoy esta economía de vivos y enchufados el honesto es paria aqui….y en la calle yo ando camionetica y metro manda el HAMPA….este dejo de ser mi pais y mucho menos mi gobierno, ya ni en oposicion creo….lo que creoo que hare malabares pero me largo de esta tierra olvidada de este lejano oeste…saludos….”.

La inseguridad no es una simple percepción o un invento mediático, como muchas veces expresan algunos ministros. Es una dura, cruda y peligrosa realidad, que desangra al país, y  confina a cementerios a chavistas u opositores, sin distingo. 

Pero también se los lleva al exterior. De ser un país de inmigrante, poco a poco nos hemos convertido en uno de emigrantes, que huyen despavoridos de la inseguridad y calidad de vida.

Entre 2005-2010 la cifra de emigrantes venezolanos casi se duplicó, al pasar de 380 a 530 mil, de acuerdo a la profesora de la UCAB, Anitza Freitez.

Quiere decir que siguen saliendo compatriotas, sin que el gobierno nacional realice esfuerzos para contenerlos. 

La mayoría jóvenes, profesionales, que buscan nuevos derroteros y que no tienen posibilidades de alquilar vivienda, comprar un carro, y muchos menos, salir tranquilos en las noches, sin temor a que los atraquen o maten.

Venezuela está entre los 5 países más violentos del mundo, aquellos que no incluyen los que están en guerra. Cada año, el gobierno y algunas ONG se pelean por la cifras de muertos. Sea de una u otra fuente, es horrorosa.

En 2013 hubo 24 mil muertes violentas, y un año antes, 21.692 (Observatorio Venezolano de Violencia).

Cuando el fallecido Presidente Chávez llegó al poder, en 1999, se consiguió un país con 4.550 homicidios/año. Se dijo entonces, que los disminuirían, pues su fuente estaba en la pobreza.

15 años después, se cuadruplicaron. El gobierno abatió la pobreza y la extrema, e invirtió más de 500 mil millones de dólares en programas sociales en ese tiempo, pero la matanza continuó.

El argumento que la pobreza generaba violencia, se hizo resbaladizo para los estrategas del gobierno, y surgió el de la impunidad, para explicar el fenómeno.

92 de cada 100 homicidios quedan impune, de acuerdo a cifras que manejan especialistas. Es decir, tenemos instituciones que fueron sobrepasadas por el delito, y parece que actúan y encarcelan a los culpables cuando hay casos que estallan en las emociones del colectivo, como el de Spear y su pareja.

Al la fecha, el gobierno ha ejecutado 21 planes de seguridad, unos más malos que el anterior, y los malandros siguen tan campantes; robando en motos, en autopistas, metro, secuestros, calles; sicarios que por 5 mil asesinan sin piedad; millones de armas en las calles, y más de 200 mil funcionarios de seguridad que no pueden con los choros.

Basta con pasearse por los periódicos del interior del país para ver un panorama dantesco de inseguridad. Tal vez, los medios nacionales informan los casos emblemáticos, pero tienen que observar la saña y la forma sanguinaria con que se viene actuando en la provincia.

Casi todos los días, hay muertos en Venezuela por armas. 5 de las 50 ciudades más violentas están en Venezuela (informe 2011, PNUD).

Hay mas de 40 mil reclusos en 30 cárceles del país, cuya capacidad no llega a las 20 mil plazas, pese a los esfuerzos de la ministra Varela por descontaminarlas del crimen. 

Pero no ha podido. Así las derrumben, muden o remodelen, los vicios se reproducen como hongos, y en pocos meses, los malandros tienen armas, drogas, discotecas, teléfonos, centros de prostitución y extorsión, hechos a su medida, con la complicidad de los guardias nacionales y funcionarios penitenciarios.

El Estado no ha podido depurar las cárceles, que entre 1997-2011, hubo más de 7 mil masacrados (Provea), y seguirá habiendo, no hay dudas, hasta que comencemos a actuar con mano firme, de hierro.

Eso es una tragedia, un drama, y se entiende porqué los jóvenes quieren irse, pirarse de un país que no les da condiciones laborales, ni de seguridad para vivir. 

Si seguimos como vamos, no hay dudas que muy pronto veamos crecer como la hierba el fenómeno de las autodefensas, tan común en Colombia, y ahora en México (caso Michoacán), donde los cuidadanos, cansados que los narcotraficantes y malandros los mataran, ante la mirada complaciente de las instituciones, decidieron armarse, y echarles plomo.

¿A eso quieren que lleguemos los venezolanos?, ¿no basta que ya nos masacramos verbalmente por las redes sociales, defendiendo a la MUD o al gobierno?

¿Vamos a seguir enfrentando a la delincuencia con discursos, chinas o piedras, mientras nos devoran con escopetas, rifles y pistolas automáticas?

¿Quieren que los choros sigan alimentando sus perfiles de Facebook  con las armas con que nos matan sin piedad, nos secuestran o roban a diario?

¿Dejará el gobierno que los maleantes sean los que disfruten el país, y nosotros, encerrados o emigrando? 

RUBEN MARCANO