Hay que analizar cautelosamente la escuela del fascismo que comenzó con la Alemania nazi. La denominada “noche de los cristales rotos” lejos de ser un hecho espontáneo, fue una consecuencia de varios años de ideologización a través de la propaganda goebbeliana y de la formación política del nazismo.
El constante bombardeo ideológico que incluía la tesis de la superioridad racial (racismo), la superioridad nacional (xenofobia) y la superioridad en la razón histórica (anticomunismo), fue lo que desencadenó la violenta noche del 9 de noviembre de 1938 en Alemania para que la población se volcara en contra de todo aquel distinto a la realidad construida. La mayor parte de los ataques lo sufrió el pueblo judío, que vieron como quemaron todos sus templos y asesinaron a sus líderes sindicales (de izquierda) y a pequeños comerciantes.
Aunque se hizo ver que esto se trataba de una reacción espontánea del pueblo alemán, estaba finamente organizado por bandas paramilitares del partido nazi (SA) y miembros de la juventud hitleriana.
El contexto histórico que vivimos hoy con el fascismo venezolano es una copia fiel a la Alemania de los años 1930, donde se quiere hacer ver que las protestas vandálicas en contra de la Revolución Bolivariana son una acción espontánea y no son efecto de los años de azuzamiento de la propaganda fascista, ni tampoco de las acciones violentas de los homólogos de la SA y las juventudes hitlerianas (Voluntad Popular, JAVU, Primero Justicia y sus derivados).
Lo que he visto por los medios y en persona, es que no se tratan de simple hechos vandálicos, sino que existe detrás de cada uno de esos fachitos violentos, una razón irracional, que sólo se logra tras años de formación. Así como mi discurso y mis acciones están definidas por el largo rato que tengo militando en la izquierda, lo mismo sucede con estos carajitos, la diferencia es que de este lado hay lectura y debate, del otro sólo entrenamiento psicológico y paramilitar.
La semana pasada, Voluntad Popular, para hacer un llamado a la violencia utilizaba una argumento que decía “estamos del lado correcto de la historia”, muy parecido a la “razón histórica” expuesta por Goebbels en su campaña de adoctrinamiento. “Fuera los cubanos” suena como la consigna utilizada aquella fatídica noche: ”Juden raus! Auf nach Palästina!” (‘¡Judíos fuera! ¡Vayan a Palestina!’). Y bueno, el sentimiento anticomunista es el mismo, no hace falta que se los traduzca del alemán.
Eso que estamos viendo hoy en Venezuela no es casualidad, tampoco esos fachitos que andan quemando Ministerios, no son producto de un paroxismo espontáneo. Se trata de una obra terriblemente planificada de años atrás, con una formación de odio muy efectiva y con una organización infamemente impecable, que hicieron de esos culicagaos (“kackenarsch” en alemán) un arma letal.
Si no encontramos una manera de neutralizar la fuente de toda esa preparación de kackenarsch, vamos a tener más noches de los cristales rotos (Kristallnacht) en nuestra tierra.
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