Las trabajadoras sexuales en Venezuela han encontrado otra forma de aumentar sus ingresos fuera de los servicios sexuales, según reseña Bloomberg.
En Puerto Cabello, las trabajadoras sexuales se aprovechan del arribo de los marineros extranjeros para obtener divisas y venderlas en el mercado negro, dentro del control de cambio .
«Podemos hacer más dinero dos horas aquí que trabajar en una tienda en un mes», dijo una prostituta que se hace llamar Giselle, del Club 440 de striptease, ubicado en el estado Carabobo.
Los beneficios de este negocio se apilan alrededor de la habitación de Elena en la casa de citas Blue House.
Gracias a la venta de divisas, ella logra comprar bolsas de arroz, harina, azúcar y aceite, productos que escasean en el país.
EL MUNDO