¿Quién dijo que tumbar al Gobierno Bolivariano no es una acción demasiado nice, demasiado cool, demasiado de vanguardia-tú-sabes, demasiado osea? ¿Quién dijo que la protesta era propiedad exclusiva de encapuchados y paracos, cacerolas y armamento letal?
¿Quién fue el intolerante que dijo que solo la capucha servía para ser subversivos?
La belleza del cuerpo humano es algo que seguramente todos apreciamos de forma indiscutible, por ello la desnudez que se expresa con naturalidad no es despreciable en ningún sentido, salvo este., mencionó el portal Misionverdad.com
Al parecer de esto se trata la nueva protesta asumida desde las filas escuálidas: «El rrrrégimen nos tiene al desnudo, a la intemperie, desprotegidos». Pero no, no causa lástima sino unas cuantas carcajadas y en algunos casos una especie de repulsión inevitable. ¿Por qué Nixon Moreno no pensó en esto en sus días de gloria?
Se supone que lo atrevido, lo ingenioso, lo irreverente de protestar sin ropa es la desnudez como desafío, pero estos «grandes luchadores» no llegan a desnudarse, se tapan recatadamente las bolas, las tetas y las totonas, en otra victoria del pudor y la represión; son gente de bien, son la Venezuela «decente», hay que entenderlo: es un sacrificio.
Les pasa exactamente igual que en las guarimbas: cuando la cosa se pone seria, meten freno de mano. O se tapan.
Sospechamos que aprovecharon la ocasión política para mostrar lo que se ha invertido en horas de gimnasio, esteroides, tuneos; en otros casos lamentablemente muestran la falta de una caminata y de menos mayonesa en el sanguche.
En este nuevo desafío político se encuentra otra vez presente el rastro ideológico de JAVU, si a alguien se le debe agradecer por este acto ahora masificado es a Julio Rivas, así fue que debutó en su despojada carrera política.