En España la crisis económica sigue afectando a los sectores más empobrecidos, tanto que las Organizaciones No Gubernamentales han alertado que la pobreza se está “cronificando” tras contabilizar cada vez más ciudadanos que dependen de instituciones benéficas para poder recibir alimentos.
Aunque las cifras oficiales registraban a unas 350 personas en la cola, fotos captadas por los medios demostraron que más de miles de personas acudieron a hacer las llamadas “colas del hambre”.
Los ciudadanos que acudían a las filas pudieron recoger un kit distribuido de
No se trata solo de grupos indigentes ni personas de la calle, sino también pensionados sin recursos, jóvenes sin trabajo y madres que acuden con sus hijos tras esperar un mes para poder hacer la cola.
INDICADORES
Los indicadores asustan. Una de cada cuatro familias valencianas está bajo el umbral de la pobreza (renta mensual inferior a 627 euros).
Uno de cada tres ancianos vive en la miseria. La gente forma colas, que crecen y se multiplican, para recibir alimentos de primera necesidad.
Ya no tienen por qué ser mayoritariamente inmigrantes, como antes de la crisis.
El 23% de las personas que en 2007 atendió Cáritas en Valencia era española; el pasado año esa cifra se elevó al 40%.
Y la escalada continúa.
La pobreza se ha extendido y acosa a los que antes pertenecían a la clase media, a mayores que no tenían cargas, a parejas con niños que trabajaban, a los jóvenes preparados