Los orangutanes de Borneo son temidos en Indonesia por una creencia que afirma que pueden violar a las mujeres. De hecho parece que en 1996 la actriz Julia Roberts casi se convierte en una de esas víctimas. Julia viajó por entonces a las selvas de Borneo para rodar “In the Wild“, un documental sobre estos simios en su hábitat natural.
Mientras grababan la película, un orangután atacó a la actriz; la agarró con intención de copular con ella mientras caminaba por un sendero. Por suerte, el equipo de filmación estaba presente, aunque cinco hombres tuvieron que esforzarse para liberarla de las manos del gran simio.
Pero aunque Julia salvó su carrera cinematográfica, realmente existe la posibilidad de que los orangutanes puedan ser atraídos por las mujeres y llegar incluso hasta su intento de violación. Una creencia que viene desde la mismísima cocina de Birutė Marija Filomena Galdikas, la primatóloga alemana más influyente de la historia en el estudio de los orangutanes.
Según afirma el comienzo del libro “Una historia natural de la violación“ (de Randy Thornhill y Craig T. Palmer), la cocinera de la propia Galdikas fue violada por un orangután en uno de los campamentos que establecieron en Borneo. Este incidente particular es una de las pocas descripciones, si no la única, de un caso de violación de orangutanes hacia mujeres, hasta tal punto que se recoge la reacción del propio marido de la víctima, que le dijo que “no era nada para preocuparse, porque el autor no era humano”.
Sin embargo, real o inventada, la historia sirvió para extender la creencia de los orangutanes violadores hasta hoy en día, en donde todavía se advierte a los visitantes mujeres que quieren observar a los orangutanes en la selva que si están menstruando no pueden adentrarse entre los orangutanes macho en el campo. Y mucho tiene que ver para este aviso la forma de copular de los orangutanes jóvenes.
Una pareja de estos simios adultos pasa de 2 a 10 días juntos en el tiempo del cortejo, alimentándose, acariciándose y realizando el apareamiento durante el tiempo que la hembra es receptiva. Cuando ella ya no es receptiva, se va y se acabó la historia.
Sin embargo, también se producen cópulas forzadas, que implican generalmente a los machos inmaduros, que atacan a las hembras adultas. En muchos sentidos, es como una violación humana: la mujer se resiste ferozmente y trata de morder a su agresor. También emite un gruñido peculiar, un gruñido que la propia Galdikas nunca había oído en cualquier otro contexto.
Una posible razón de estas violaciones orangután-orangután radica en que se necesita más tiempo para que los machos maduren en la selva tropical. En los zoológicos, los orangutanes cautivos varones por lo general llegan a ser maduros a la edad de 13 ó 14 años. En la selva tropical de Borneo, sin embargo, no maduran hasta los 20 años; sólo entonces el desarrollo de los testículos son los de un macho adulto.
Y a pesar de que son capaces de ejercitar la actividad sexual antes de esa edad, las hembras en celo no se sienten atraídas por ellos, por lo que su única opción sexual se convierte en la fuerza. Y claro, si coincide que por allí pasa una mujer como Julia Roberts en uno de esos días que tiene Julia Roberts, pues igual no dudan en echarle el guante.
También este contacto íntimo puede producirse más fácilmente con orangutanes criados en cautividad que son liberados en su hábitat natural. El crecer rodeados de gran cantidad de contacto humano hace que estos orangutanes no se vean tan intimidados por la ropa de las personas, aunque carezcan de pelo debajo de ella, siendo más factible que se acerquen en un arrebato de testosterona.
De hecho todos somos seres sexuales y es muy normal que en la naturaleza, cuando los humanos alteramos el equilibrio de la existencia de otros animales, se encuentren este tipo de anomalías; aunque no son ni mucho menos tan habituales como se encargan en magnificar las creencias populares.