Al menos en las revueltas que han tenido como resultado la salida del presidente tunecino Ben Ali de su país, así ha sido.
En lo que desde algunos círculos se ha bautizado como la Revolución Tunecina, Internet y las redes sociales han tenido su cuota de protagonismo.
Primero de todo, han servido como altavoz al mundo de muchos de los sucesos que ahí estaban teniendo lugar. Este aspecto es innegable. Durante estos últimos días y a través de redes como Facebook, Youtube o Twitter, íbamos enterándonos minuto a minuto de la sucesión de acontecimientos, cuyo punto culminante se sitúa en la ‘huida’ del ya ex-presidente Ben Ali del país que había dirigido con mano de hierro durante 23 años.
El segundo punto, este ya en discusión, es sobre la posibilidad de que las redes sociales puedan ‘alimentar’ revoluciones. Lógicamente, en ningún caso habría sido esto posible de no encontrarse el pueblo tunecino en unas condiciones tan deplorables, en la que la subida generalizada de precios estaba ahogando la economía doméstica de los ciudadanos menos pudientes.
No obstante, también hay que atribuirle una pequeña parte de ‘culpa’ a Internet y las redes sociales en esta revolución. El origen de la revuelta tuvo lugar a finales de diciembre y comienzos de año, sin embargo, los medios de comunicación tradicionales y de referencia en el mundo occidental apenas recogieron información alguna al respecto. MAS DETALLES