Haz un cálculo rápido. Aproximadamente, y entre tu ordenador y tu teléfono móvil, ¿cuántas veces al día chequeas tu Buzón de Entrada? ¿Cuántas veces abres tu Email para ver si te ha llegado correo nuevo?
Somos muchos los que caemos en la trampa de abrir el Email cada dos por tres para poder responder “cuanto más rápido mejor”. Porque gestionar el Email con eficacia no es cuestión de ver quién acumula más interrupciones o desenfunda más rápido. Sino de dominar esa herramienta para cumplir mejor con las tareas.
En toda mi carrera he trabajado junto a grandes profesionales, emprendido mano a mano con personas brillantes y he aprendido de directivos excepcionales. Ninguno de ellos lo fue por depender (ser un adicto) del Email, por abrir mil veces al día su correo y responder rápido a sus mensajes. Sino por hacer de forma extraordinaria, inspiradora e innovadora su trabajo.
Peeeero, el Email es así de “diabólico”; y te hace creer que abriéndolo, leyendo las últimas novedades y respondiendo cuanto antes a cualquier mensaje que entre en tu buzón, tú eres más productivo y rindes mejor. Y, ciertamente, eso sólo es una falsa sensación. MAS DETALLES