Lleva ya un año la presión contra el Provincial. Que si José Vicente Rangel. Que si el Gobierno central. Que si Chávez. ¿Qué se busca? Un golpe en tres sentidos. Uno, desbaratar aún más al sector privado bancario, despojándolo de la presencia extranjera, que hasta ahora venía funcionando como barrera institucional, de allí la petición ayer de Pedro Rodríguez (lo que nunca hubiesen hecho ni un Juan Carlos Escotet ni un Víctor Vargas): de que su voz, igual que la de Chávez, saliera en cadena nacional.
El BBVA lo que ha reflejado en Madrid es una operación contable en euros, un papel que justifica la existencia de los dividendos en bolívares, nunca transformados en dólares ni en euros
Los bolívares están en cuenta. Y si se cuentan en dólares, son cientos de millones. Cuando el Gobierno adquirió el Banco de Venezuela al Grupo Santander, montó en el precio los dividendos represados; o sea, los que no había podido repatriar el grupo español, los cuales sumaban unos 300 millones de dólares.
Restados del precio de 1.500 millones, el banco le salió barato al Gobierno. Pasa lo mismo con el Provincial. La campaña en contra intenta aflojar los amarres de la futura negociación.
Al BBVA tampoco le han permitido sacar los dividendos, y estos son más que los que poseía el Santander.
El BBVA lo que ha reflejado en Madrid es una operación contable en euros, un papel que justifica la existencia de los dividendos en bolívares, nunca transformados en dólares ni en euros.
Esta barrera institucional ha ido cayendo poco a poco: con la venta de Corpbanca por parte de los chilenos, con la venta del Grupo Santander.
Siempre se dijo, mientras haya banca internacional la estatización total de los bancos no será una medida global. Pero ello está por cambiar.
Dos, seguir golpeando al Grupo Polar, accionista en el Provincial. Y tres, comprar barato. Amarrar al precio los dólares de los dividendos que Cadivi ha debido entregar hace tiempo, y una vez abordado el banco, echarle mano a los bolívares que respaldan esos dividendos. Al Bbva, así diga lo contrario, le interesa cobrar aunque sea fallo. Al fin y al cabo, ¿quién compra un banco en Venezuela? Solo Chávez.Juan Carlos Zapata / El Mundo