En los últimos días varios opinadores se animaron a tratar el tema de posibles reacciones sociales en Venezuela, similares a las observadas en Túnez y Egipto. No han pasado de ser meros sentimientos porque hay diferencias sustanciales de fondo y forma.
Túnez y Egipto han estado dominados por dictadores, por 23 y 30 años, respectivamente. En Venezuela, pese a que al atual Presidente se le tache de dictador, ha habido decenas de elecciones en el último decenio.
Túnez y Egipto tienen apoyo irrestricto de EEUU y países de la Unión Europea, como Francia, que protegen en el poder a déspotas que cuidan sus intereses económicos y petroleros, así como evitan la expansión del islamismo, próximos a Siria e Irán
Egipto es ruta obligada de paso del 8% del tráfico marítimo mundial a través del Canal de Suez. Además, 1,1 millón de barriles atraviesan diariamente el oleoducto que conecta el Mar Rojo con el Mediterráneo, que sumado al crudo que atraviesa el Canal de Suez a bordo de petroleros, supone el 2% de la producción global de petróleo.
Sabemos por sus actuaciones en años anteriores que EEUU y la UE quieren a Chávez fuera del poder, para disminuir su influencia en la región y evitar que expanda su «revolucion». Así como volver a tener control del petróleo
Las revueltas en Argelia, Túnez, Egipto y ahora las del norte de Africa, tienen estos ingredientes: falta de libertades, abuso de poder, pobreza, desempleo y carestía de la vida. Si bien a Venezuela puede agregarse algunos o muchas de esas variables, aún dista de llegar a niveles de los países mencionados
Otro dato que merece valoración es lo deshauciado que están muchos opositores de sus dirigentes políticos, que no catalizan sus esperanzas. La oposición se debate, como ha sido desde que el oriundo de Barinas está en el poder, entre corrientes democraticas y golpistas, y eso, precisamente, ha disminuido su cohesión interna, aunque de cara a los medios se muestran unidos, indisolubles.
Quiere decir que no parecen tener fuerza popular, dispuesta a inmolarse por ellos, o al menos salir a las calles para reclamar derechos civiles o reivindicaciones. Evidente fue la marcha convocada para el 23 de enero, que luego desconvocaron, u otros llamados que tuvieron poco eco en sus seguidores. EQUIPO DE REDACCION