No son uno, ni dos. Tampoco100.000. Son más. Muchos más. Una marea de afectados con algo en común: les han embargado la alegría. Sus proyectos e ilusiones. El techo que les cobijaba. Su piso, su castillo. Sus sueños y su cuenta corriente. Hay tantos que no cuesta encontrarlos. Se llamán Clement, Marisol, Beatriz e Ibrahima. Cuatro nombres y catorce vidas, las de los suyos: una gota dentro de la ola de embargos que todo lo moja.
Porque el mar de desahucios sube y sube. Ahoga. Empezó con el desalojo de 26.000 hogares en toda España en 2008, antes de que el tsunami de impagos echase de su casa a 52.000 familias más en 2009, que alcanzaron al cierre de 2010 la cifra de 150.000 en tres años de crisis. Y la ola sigue. Cabalga voraz a lomos de dos factores que son uno: la crisis inmobiliaria y la ley hipotecaria que la alimenta de embargos.
También en Mallorca, donde los datos de ejecuciones hipotecarias revelan que 2.600 familias perdieron la casa en 2009 y algunas más que esas siguieron sus pasos en 2010. MAS DETALLES