CARACAS.- Leamsy Salazar pertenecía al primer anillo de seguridad de Hugo Chávez.
Fue quien ondeó la bandera en la azotea de Miraflores, aquel 13 de abril,de 2002, cuando Chávez retornó al poder, luego del golpe de estado.
Fue acogido por el líder de la revolución, y desde entonces no se separó.
La madre de Leamsy declaró que su hijo era un hombre honorable y que lo dicho sobre Diosdado Cabello es la verdad.
Leamsy acusó a Cabello de ser el capo de los militares narcotraficantes en Venezuela, bajo el nombre del Cartel de Los Soles.
Su nombre fue acuñado en la década de los noventa, por el periodista Mauro Marcano.
A Marcano lo asesinó un sicario en Maturín, en 2004.
Marcano fue el primer periodista del país ajusticiado por los narcos.
El encargo fue encomendado a Ceferino García, quien cumple condena de 23 años en la cárcel de La Pica, por ser el autor intelectual.
García obedecía y tenia nexos con el cartel de Los Soles, con oficiales de la guardia, CICPC y policías de estados fronterizos.
Mauro era incómodo con sus denuncia, y sacaron del paso de 2 disparos, una en la pierna para arrodillarlo, y el otro en el cráneo. Murió casi de forma instantánea.
CAPTACION
Leamsy fue captado por los servicios secretos estadounidenses, luego de la muerte del Presidente Chávez.
Aun cuando líderes del chavismo señalan que fue mucho antes, incluso, desde su enfermedad.
Fue raro que los servicios de contrainteligencia cubanos y venezolanos no se percataron de este topo estadounidense.
Sin embargo, todo apunta a que fue luego de la muerte del Presidente que decide trabajar con infiltrado para EE.UU.
Leamsy era como un hijo para Chávez, quien lo cobijó y ascendió en el escalafón militar. Le fue fiel hasta su muerte, dijo su madre.
Posteriormente, Cabello lo llamó para que lo acompañara en su cuerpo de seguridad. Tuvo meses trabajando, y luego se esfumó.
Leamsy estaba descontento por el latrocinio a su alrededor, y un amigo aprovechó el momento para acercarlo a la CIA.
Estaba desmoralizado por la traición de muchos oficiales y funcionarios a Hugo Chávez, quienes desvirtuaron el camino social de la revolución y la lucha por los desposeídos.
Había perdido toda confianza en los actuales líderes, y antes que la contrainteligencia lo descubriera, planificó su huida.
Salazar era una oficial propio para este tipo de manejos de inteligencia, de infiltración, de espionaje.
No daba a entender sus emociones, era adusto, callado y de bajo perfil.
No tenia dinero, y vivía de forma discreta.
Su madre y hermanos, aún residen en Casalta, zona popular del oeste de Caracas.
Cuando laboró al lado de Cabello, ya era agente de inteligencia de un gobierno extranjero.
Le dio tiempo de recaudar importantes evidencias, que comprometen al presidente de la Asamblea Nacional.
Se sabe que pasó abundante y valiosa información al gobierno estadounidense, quien tiene a otros «pesos pesados» de la revolución como testigos protegidos.
Uno de ellos, el exgobernador de Aragua y el exmagistrado Aponte Aponte.
Ambos han aportado pruebas de la corrupción existente en el país, y de la vinculación de altos funcionarios del actual gobierno.
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