Nada nuevo hemos visto estos días de interpelaciones en la Asamblea NAcional. Nada nuevo a lo que se vive a diario en las calles, donde la polarización exacerbada de la población lleva a dirimir las diferencias políticas a garrotazos o puños.
La Asamblea no es un acuario, es la extensión de nuestra realidad, que no es otra cosa que la violencia física, verbal y política