Cuando nació, hace ya once años, todos notaron que era distinto. Era precioso, como todos los recién nacidos, dulce y dormilón, pero… no era débil y blandito. ¡Estaba cachas! Sus piernas y brazos estaban extraordinariamente musculados.
Los médicos del Centro Médico de la Universidad Charité de Berlín (Alemania), asombrados, le exploraban cada poco tiempo para comprobar que todo estaba bien. Al principio pensaron que el bebé sufría epilepsia, porque las pataditas que daba eran patadones y las daba incluso dormido. Pronto comprobaron que no era así. A los seis días de vida diagnosticaron hipertrofia muscular de origen desconocido. Pero no cejaron en su empeño de encontrar una explicación al caso. MAS DETALLES