Al menos un millón de personas se encuentran sin electricidad y el Gobierno ha recomendado a decenas de comunidades no hacer uso de la que disponen, evitando así posibles incendios. Las réplicas del terremoto de magnitud 8,9 que provocó el maremoto son constantes y obligan a salir a la calle a pesar de temperaturas de cero grados al anochecer.
Ciudades y pueblos de la costa este aparecen desiertos a excepción de las gasolineras, donde la gente trata de hacer acopio de combustible. Comercios y oficinas se encuentran cerrados, el transporte público sigue suspendido y en algunas poblaciones empiezan a escasear los víveres. ‘Cerrado por tsunami’, repiten los carteles colgados en la entrada de los supermercados. MAS DETALLES