«Este no es país para jóvenes», dice Vasco Soares, parafraseando la película de los hermanos Coen. Este economista portugués de 30 años trabaja sin cobrar como becario en una empresa de comercio internacional.
Desde julio vive del seguro de desempleo. Soares forma parte del ejército de 1,5 millones de jóvenes que deambulan en condiciones precarias por el mercado de trabajo. Pertenece a la autodenominada Geração à rasca, expresión de difícil traducción que aglutina a los jóvenes que sufren apuros para llegar a fin de mes y a los que, simplemente, no tienen trabajo, por muy buena formación que tengan.
Cansados de «la politiquería» de los partidos, y de la «injusta distribución de la riqueza», grupos de jóvenes han convocado para hoy, a través de Facebook, manifestaciones en 11 ciudades de Portugal contra la precariedad en que vive esta generación en apuros. Solo en Lisboa y Oporto han prometido su asistencia más de 56.000 personas.
«La respuesta en Facebook ha superado nuestras expectativas, aunque sabíamos que hay mucha gente descontenta, y que la mitad de la población activa es desempleada o precaria», dice João Labrincha, 27 años, uno de los promotores de la protesta.
«Al margen de la gente que salga a la calle, hemos conseguido colocar en la agenda pública el problema de la precariedad, que afecta a todos los sectores de la sociedad. Y esto ya es una victoria», apunta Paula Gil, 26 años, otra de las organizadoras de la manifestación en Lisboa. MAS DETALLES