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¿Cuándo comenzó el sensacionalismo en las noticias?

26 marzo, 2011

Pero todo empezó a cambiar a finales del siglo XIX. Entre los años 1895 y 1898 en Nueva York tuvo lugar una de las más memorables batallas periodísticas. John Pulitzer (sí, el mismo que el de los premios Pulitzer) estaba al frente del New York World, y William Randolph Hearst acababa de adquirir el New York Journal, con el objetivo único de conseguir ser el periódico más vendido.

Al comienzo fue una batalla de precios, en la que Hearst obligó a Pulitzer a bajar a la mitad el precio que tenía por aquel entonces el New York World. Cuando los precios estuvieron igualados, la guerra estuvo en la cantidad de contenido y noticias cubiertas por ambos periódicos, que aumentaron notablemente el número de páginas publicadas por edición.

Pero entonces la batalla se volvió a estancar, así que recurrieron al sensacionalismo. El sensacionalismo no es algo que se haya inventado con los periódicos o cualquier otro medio informativo actual. Si echamos la vista atrás, algunos expertos hablan de que las actas romanas estaban cargadas de mucho sensacionalismo, sobretodo por el exceso de entusiasmo al relatar la realidad del imperio.

Pero volviendo a la batalla en Hearst y Pulitzer. Al no encontrar ninguno modo alguno de mejorar la tirada con precio, cantidad y calidad de información, comenzaron a recurrir a titulares excesivamente llamativos, sobretodo para hablar de los crímenes de la ciudad. La espiral fue creciendo, y alcanzó su límite con la Guerra Hispano-Estadounidense.

Esta guerra está considerada como la primera en la que los medios de comunicación se convirtieron en una de las causas determinantes de la guerra. Tanto Hearst como Pulitzer cubrieron el conflicto de forma extensa en sus respectivos periódicos neoyorquinos, e incluso, una vez comenzado el conflicto, ambos mandaron corresponsales a Cuba. Ante la dificultad de estos para conseguir información de primera mano y fiable, estos emitieron a Nueva York información sin contrastar, que además fue reescrita pecando de sensacionalismo con el único objetivo de vender más ejemplares. MAS DETALLES