Plan gringo contempla alterar escenario de cara a elecciones presidenciales con la acción de calle y manifestaciones estudiantiles para emplear a fondo un ataque civil con paramilitares en primera línea. La ofensiva contempla llamado al saqueo, asesinatos selectivos de líderes sociales, políticos, militares y figuras emblemáticas para generar conmoción nacional
El antiguo Imperio español esquilmó nuestros recursos e impuso el catolicismo como fuerza religiosa. Seis siglos después, la historia pareciera condenar a la Tierra de Gracia a un nuevo asalto con las fuerzas mortales de EE UU, la OTAN y países aliados. El Caribe es sagrado para los “intereses vitales” de EE UU y Venezuela, al tener la mayor reserva de petróleo y gas en América del Sur se convierte en punto geoestratégico y geoenergético de esas potencias que imponen la “democracia” para dominar al mundo.
La energía y recursos naturales de Venezuela la ubican como objetivo militar para liberarla del yugo izquierdista y antiimperialista. Al igual que Libia, Venezuela está en la mira de la sala de guerra del pentágono y la OTAN. Los 300 mil millones de barriles de reserva en los próximos años y reservas probadas de gas de 195 billones de pies cúbicos, según el Servicio Geológico de EE UU, llaman la atención de los mayores consumidores de energía.
Tal como sucedió en Libia, hoy puede pasarle a Venezuela, donde aliados como España y miembro de la OTAN, participen en un ataque militar de grandes proporciones y tiñan de sangre el Caribe. Los aliados del Sur (Chile, México, Costa Rica y Colombia) también apoyarán esta guerra planificada desde que Hugo Chávez tensó la cuerda y apostó por una política exterior multipolar y distante de imposiciones de Washington.
El escenario de conflicto en Venezuela, lo diseñó el Pentágono con una planificación bien fundamentada y basada en conceptos operacionales, tal como se ejecutó en Libia y pretende imponerse en Siria. El Plan Balboa, elaborado perfectamente por EE UU y la OTAN, es un trabajo de equipo de los estrategas militares en tiempos de Aznar y Bush como cabezas de poder para ejecutar la intervención y que hasta la fecha no ha perdido vigencia.
La antigua Cortina de Hierro y los gringos ensayaron con maniobras en el Caribe una intervención militar en Venezuela. Las maniobras militares Joint Caribbean Lion ejecutadas en 2006, fue un anticipo de lo que vendrá. La base de operaciones para la guerra invisible impulsada por Estados Unidos tiene como objetivos bases militares y puntos estratégicos que se pulverizarán a medida que avance el plan secreto.
Nada nuevo para los análisis prospectivos que venimos señalando y las pretensiones del Comando Sur de aniquilar a Hugo Chávez. Se ejecuta un plan silencioso, propio de la Guerra de Baja Intensidad (GBI) para acciones de calle con estudiantes y comunidades organizadas que aplicarán el sabotaje con la táctica de la huelga en sedes de organismos internacionales para “impactar” en el exterior.
El plan de los estrategas gringos consiste en alterar el escenario de cara a las elecciones presidenciales con la acción de calle y manifestaciones estudiantiles para emplear a fondo un ataque sin militares, es decir, utilizar las fuerzas de choque con los paramilitares en primera línea. Esta ofensiva contempla llamado al saqueo general, asesinatos selectivos de líderes sociales, políticos, militares y figuras emblemáticas, con el fin de generar una conmoción nacional de grandes dimensiones. ¿Quién está detrás del plan? Estados Unidos, las corporaciones de seguridad y defensa, el sector financiero y energético. Sin descartar gobernadores desafectos al PSUV.
El plan macro busca acusar a la administración Chávez de narcotráfico, apoyo al terrorismo islámico, desarrollo nuclear con fines bélicos, colaboración con la guerrilla colombiana y sembrar el terror en Latinoamérica. La táctica de esta estrategia es la desestabilización por medio de las emociones. Para ello, las corporaciones mediáticas, en su mayoría dominadas por EEUU, diseñan un plan propagandístico, propio de las guerras de Cuarta Generación (Fourth Generation Warfare) y lo enfocan al sector más vulnerable: la población. En la guerra, la propaganda es tan importante como los ejércitos. Se intenta jugar con las emociones con la persuasión como herramienta sutil que penetra suave y profundamente. Se busca captar el apoyo de la retaguardia (opinión pública) con manipulación informativa. Interesante el papel de los medios en esta batalla que amenaza con alargarse. Las plataformas de difusión de mensajes y generadoras de opinión, se emplean en profundidad con temas sensibles a la población. Narcotráfico, inseguridad, corrupción, homicidios, malos servicios públicos y caos social son los flagelos a destacar en la guerra de la información.
Participa activamente, la red de espionaje de los servicios secretos norteamericanos (CIA,) israelitas (Mossad) y aliados de la OTAN desde sus respectivas embajadas ubicadas en Caracas. El Mossad hace lo propio a través de la “red judía” de empresarios y comerciantes. La disidencia militar aportó mucha información valiosa para ubicar zonas estratégicas para su destrucción. En el Plan Balboa se estipulaban 90 objetivos militares en territorio venezolano, sin contar con aeropuertos, empresas básicas, instalaciones petroleras, puentes y otros objetivos.
Desde la gestión del inefable Alvaro Uribe, especialistas en temas estratégicos advirtieron de la presencia de aviones espías AWACS (Airborne Warning and Control System) sobrevolando el territorio nacional y que, posiblemente despegan desde las bases de Malambo, Palanquero, Apiay, Tolemaida, Larandia, Bahía Málaga y Cartagena. Este avión radar sobrevuela a 10 mil metros de altura con luces apagadas y puede supervisar una zona de cien mil kilómetros cuadrados. Los portaviones anclados en el Caribe y las bases militares en Colombia reciben imágenes de los AWACS en tiempo real por vía satelital.
La seguridad y defensa nacional, civil y militar, debe estar alerta. Tal como sucedió en Libia, la CIA organizó a la disidencia desde hace más de un año el ataque militar contra Muhamar El Gadafi. La aparición de huelguistas de manera organizada y la guerra de la propaganda que transmiten los medios de la derecha venezolana no es casualidad. Forman parte de un plan para organizar a la población y justiciar los bombardeos que tiene planificado el Pentágono. JOSE LUIS CARPIO