La caza continúa en Siria. Fuentes de grupos activistas informan de que la policía secreta ha entrado en casas del suburbio damasceno de Harasta poco después de la medianoche y ha arrestando a varias personas relacionadas con las protestas de los últimos días. Una prueba más de que el presidente Bachar el Asad ya solo aspira a infundir terror.
Esfumadas las promesas de una reforma en la que ni el propio régimen cree, ahora es cuestión de acumular cadáveres hasta vaciar las calles de manifestantes. El viernes fue una jornada sangrienta, con al menos 80 muertos, tal vez más de 100.
Ayer se contaron otros 12 como mínimo. La dimisión de dos diputados hasta ahora fieles a El Asad, avergonzados por la brutalidad de la policía en todo el país, demostró que las protestas empezaban a erosionar el régimen más monolítico e impenetrable de Oriente Próximo. MAS DETALLES