El movimiento social ha golpeado la campaña electoral. El contundente desalojo policial en la Puerta de Sol de Madrid la madrugada del martes solo sirvió de revulsivo para estimular y envalentonar a un sector de la sociedad que exige –sin cláusulas– un cambio de actitud en la política y la economía nacional.
El movimiento de los ‘indignados’ ha tomado el pulso a las principales ciudades de España e irrumpido en el orden del día de todas las cúpulas políticas. El mensaje de los activistas es categórico: están hartos. No se sienten representados por el bipartidismo PP-PSOE y no participarán del engaño electoral. Sin embargo, las conclusiones en Ferraz y Génova son antagónicas.
El Partido Popular respira tranquilo. Cree que los manifestantes son potenciales votantes del PSOE. Los socialistas empiezan a sentir escalofríos. Sus dirigentes son conscientes de que su partido es el principal perjudicado: el perfil de los manifestantes es de exvotante socialista. El coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara, confía, contagiado por el espíritu más radical, absorber parte de los votos de la plataforma. «Los jóvenes se sienten estafados por una democracia falsa y amputada. Nosotros no nos identificamos con esa clase política». MAS DETALLES