Antes de las “revueltas y revoluciones del mundo árabe”, el bloque comercial y monetario (hoy en sorprendente transformación militarista) de las seis petromonarquías del Consejo de Cooperación de los Países Árabes del Golfo (CCPAG) –Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Bahrein, Omán y los Emiratos Árabes Unidos– hace menos de dos años se había atrevido a lanzar el proyecto temerario de una divisa común (el “gulfo” o “khaleeji”) para desplazar al dólar en la venta de sus hidrocarburos (ver Bajo la Lupa, 20/12/09).
Existe abundante literatura que refiere que uno de los pecados capitales de Saddam Hussein a los ojos unilaterales de Estados Unidos (y, por extensión, de la OTAN) había sido el cobro de los hidrocarburos de Irak en euros (hoy vapuleados por “la guerra de divisas” desatada por Wall Street).
Además de la captura de los hidrocarburos de Libia por la OTAN, ya no se diga de una parte sustancial del mayor acuífero de agua fresca del mundo en la región de Cirenaica (capital Bengasi), John Perkins –autor del libro impactante (por provenir de las entrañas del sionismo anglosajón financierista, que es inherentemente misántropo) de hace siete años Confesiones de un sicario económico– asevera que el proyecto de Muammar Kadafi de lanzar una divisa africana común (el dinar-oro) para sustituir al inservible dólar significó su desgracia con sus anteriores aliados de las plazas financieras de la OTAN (ICH, 26/4/11). MAS DETALLES