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Dos secuestrados relatan vía crucis: nos daban pan con queso y nos hablaban fuerte

26 mayo, 2011

«Nosotros no veíamos ninguna salida. Estábamos encerrados y asustados pensando en el peligro que corríamos. Siempre suplicamos a Dios, le pedimos de corazón que esta pesadilla terminara. Recibimos muchas amenazas en el cautiverio».

Así lo expresó Elizeth Georgina Rodríguez, quien llegó a la sede principal del Cicpc-Zulia, tomada de la mano de su novio José Radamés Del Moral, quienes fueron escoltados por un grupo de efectivos policiales, tras ser rescatados.

«Fueron once días de terror. Siempre estuvimos juntos, nunca permitimos que nos separaran. Teníamos miedo de que nos maltrataran», aseguró la joven quien se mostró, en todo momento, emocionalmente más fortalecida que su enamorado.

«¡Pórtense bien!», nos decían los secuestradores, en tono autoritario. Atendíamos a todas las exigencias para no poner en riesgo nuestras vidas», agregó la joven, tomada de la mano de su padre.

«Siempre nos hablaban fuerte. Cuando nos secuestraron nos llevaron primero a un sitio y después nos cambiaron a esa casa en la que nos consiguieron. Allí permanecimos desde ese día hasta hoy en horas de la madrugada cuando fuimos rescatados», agregó.

Los jóvenes, que llegaron con una crisis de nervios, manifestaron que tenían malestares estomacales originados por la mala alimentación que tuvieron.

«Comíamos muy mal. Sólo nos daban pan, mucho pan con queso, pan con mantequilla, agua y refrescos. Las comidas eran malas y pésimas», detallaron.

Los muchachos, que llevan seis años de un feliz noviazgo, dijeron, sobre quienes los tenían, que estaban en manos de gente desconocida. «Nos cuidaba un señor. Nunca le vimos la cara a nadie, pero de vez en cuando escuchábamos la voz de una mujer. Todo el tiempo estuvimos vendados y amarrados».

Del Moral recordó que el momento en que fueron secuestrados. «Íbamos llegando a la casa cuando fuimos interceptados por dos hombres armados. Nos encañonaron, de inmediato nos cubrieron los rostros con unas capuchas y nos subieron a un carro. De ahí en adelante sólo comenzamos a las escuchar amenazas», contó. PANORAMA