Esta es la eterna pregunta que siempre se a hecho el ser humano desde tiempos remotos y es en gran medida uno de los mayores miedos del hombre. La filosofía y la religión han sabido dar respuesta a ésta pregunta desde su más intrínseco razonamiento.
El final de la vida representa un viaje hacia el misterio, hacia algo que excede nuestra propia conciencia y nuestro saber mundano. La respuesta, aunque certera para nuestra idiosincrácia, estará impregnada de cierto grado de de inseguridad.
Aun así, trataremos de indagar un poco más sobre la muerte, dándole vida una serie de relatos e historias verdaderas que van dejando abierta una esperanza para aquellos que aún no tienen por seguro lo que les espera más allá de ésta vida.
La visión doble
Al morir, el hombre no inmediatamente se percata del hecho. Y sólo después de ver a su doble yaciendo inanimado allá abajo y cuando se convence que no puede comunicarse, se da cuenta que su alma salió del cuerpo. A veces, en caso de un accidente, cuando la separación con el cuerpo es instantánea e inesperada, el alma no reconoce su cuerpo y piensa que ve a otra persona, parecida. La visión del doble y la imposibilidad de comunicarse crean un fuerte golpe en el alma, ella no está segura de si es realidad o es sueño.
Conciencia ininterrumpida
Todos los que pasaron la muerte temporal atestiguan que conservaron plenamente su “yo” junto con las capacidades intelectuales, sensitivas y volitivas. Más todavía, notaron que la vista y el oído se agudizan, el pensamiento es más nítido y extraordinariamente enérgico, y la memoria se aclara. Personas que perdieron algunas de sus facultades, a causa de la enfermedad o de la edad, sienten que las recuperaron. El hombre comprende que puede ver, oír, pensar, etc., sin órganos corporales. Es notable que un ciego de nacimiento, al salir de su cuerpo, vio todo lo que hacían los médicos y las enfermeras con su cuerpo y luego contó con todo detalle lo que pasaba en el hospital. Al volver a su cuerpo volvió a ser ciego. A los médicos y psiquiatras que identifican las funciones del pensamiento y sentir con los procesos químico-eléctricos del cerebro, les sería útil tomar en cuenta estos datos actuales reunidos por los médicos-reanimadores, para entender correctamente la naturaleza del hombre.
Una sensación de alivio
Habitualmente la muerte está precedida por la enfermedad y los sufrimientos. Al salir del cuerpo, el alma se alegra de no sentir más el dolor, la presión, la asfixia, en cambio percibir que el pensamiento trabaja claramente y los sentidos están apaciguados. El hombre se identifica con su alma, su cuerpo le parece como algo secundario y ya innecesario, así como todo lo material. “Yo salgo y mi cuerpo es una funda vacía” explicaba un hombre que pasó la muerte temporal. Él miraba la operación de su corazón, en curso, como un “observador ajeno.” Los intentos de reanimar a su cuerpo no le interesaban en absoluto. Aparentemente él mentalmente se despidió de la vida terrenal y estaba listo para comenzar una nueva vida. Sin embargo le quedaba el amor a sus parientes y la preocupación por sus hijos.
Hay que hacer notar que no se producen cambios importantes en el carácter del individuo. El hombre queda como estaba. “El concepto de que dejando el cuerpo al alma, enseguida sabe y entiende todo, es erróneo. Yo llegué a este nuevo mundo, tal como salí del viejo” — relataba K. Ikskul.
El túnel y la luz
Después de ver a su cuerpo y lo que lo rodea, algunos pasan a otro mundo puramente espiritual. Hay casos que obviando o no notando la primera fase, llegan directamente a la segunda. El pasaje al mundo espiritual, algunos lo describen como viaje por un espacio oscuro que recuerda a un túnel. Al final de ese túnel llegan a una lugar de luz supraterrenal. Existe un cuadro del siglo XV de Jerónimo Bosh, “Ascensión al Empiriano,” que representa algo semejante al pasaje del alma por el túnel. Posiblemente ya entonces esto era conocido por algunos. MAS DETALLES