El 11 de junio se cumplen tres meses de uno de los peores sismos en la historia de Japón, que fue seguido por un potente tsunami con olas de hasta diez metros de altura. Este día los japoneses recuerdan la fatal tragedia saliendo a las calles para protestar por la incierta situación en la averiada central atómica de Fukushima-1.
Según los últimos datos proporcionados por las autoridades niponas, el desastre natural se llevó la vida de más de 15.300 personas, mientras que el daño causado al país se cuantifica en unos 308.000 millones de dólares.
Para estos momentos más de 90.000 de personas siguen viviendo en campamentos de refugiados. El Gobierno de la nación realiza un plan para la construcción de 80.000 nuevas casas, sin embargo muchos damnificados se negaron mudarse a esas viviendas, diciendo que las condiciones para vivir y la ayuda que se les presta son mejores en los propios campamentos.
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