Mikeisha Simpson se cubre el cuerpo con una crema blanca y grasosa, y se enfunda en un traje de gimnasia para evitar el feroz sol de su Jamaica natal.
Pero lo que le preocupa no es el cáncer de piel.
Esta muchacha de 23 años, habitante de un barrio pobre de Kingston, quiere aclarar su piel y adquirir un tono café con leche, típico de la élite jamaiquina y preferido por muchos hombres del barrio. Cree que una piel más clara puede allanarle el camino a una vida mejor y destina parte de su modesto sueldo a brebajes baratos comprados en el mercado negro que prometen aclarar su pigmentación.
Es común que la gente de todo el mundo trate de alterar el color de su piel, en salones de bronceado artificial o usando químicos para aclararla. En los barrios pobres de Jamaica, los médicos dicen que el blanqueado de piel ha alcanzado proporciones peligrosas.
La mayor parte de la gente que quiere aclararse la piel usa cremas de venta libre, muchas de ellas imitaciones importadas del Africa. El uso prolongado de uno de sus ingredientes —la hidroquinona— ha sido asociado con desfiguraciones llamadas ocronosis, que causan un oscurecimiento de piel desparejo. Los médicos indican asimismo que el uso continuo de blanqueadores puede dejar marcas en el rostro.
En Japón, la Unión Europea y Australia, la hidroquinona no es de venta libre. En Estados Unidos se pueden vender sin receta las cremas que no tengan más de un 2% de esa sustancia.
Las cremas blanqueadoras no están bien reguladas en Jamaica, donde al costado de cualquier carretera hay vendedores que ofrecen tubos y bolsas de plástico con polvos y cremas. Lo mismo sucede en las aceras de los mercados.
Los jamaiquinos más empecinados en aclarar su piel usan cremas ilegales traídas de contrabando de Africa que contienen toxinas como mercurio, un metal que bloquea la producción de melanina —la cual le da a la piel su color— pero que también puede resultar tóxico.
Algunas personas pobres recurren a mezclas caseras de dentífricos o curry en polvo, que pueden causar manchas amarillas en la piel. AP