La crisis económica amenaza el sistema de préstamo gratuito de libros en Estados Unidos, iniciado hace más de 160 años. También afecta a las librerías del país, convertidas en una especie en peligro de extinción.
“Por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo”. John Steinbeck, uno de los más grandes escritores estadounidenses de mediados del siglo XX, era consciente de la
Los datos que maneja la Asociación Nacional de Bibliotecas (ALA, según sus siglas en inglés) son estremecedores. Desde la llegada de la inestabilidad financiera, 438 de los cerca de 16.000 archivos literarios que hay en el país han cerrado sus puertas y varios centenares más están en la cuerda floja, entre ellos el de Salinas (California), cuna de Steinbeck y guardián de su obra.
Esta pequeña biblioteca ya consiguió regatear la crisis en 2005 gracias a los 3,2 millones de dólares de un donante privado, a los que se unieron medidas de control del gasto, como la rebaja del 5% en los salarios de sus trabajadores, y a una considerable reducción del horario de apertura durante el verano: desde el cierre de los colegios en junio hasta el inicio del nuevo curso sólo permanece abierta ocho horas a la semana.
Recortes anticonstitucionales
La noticias no son mejores en Nueva York, donde gracias a estas instituciones circulan más de 35 millones de libros, CD y DVD cada año. El nuevo presupuesto de la ciudad para 2012 prevé un recorte de 40 millones de dólares en la financiación de bibliotecas públicas, además de la destrucción de 1.500 empleos.
Pero las quejas de los bibliotecarios están cayendo en saco roto. Las bibliotecas públicas de todo el país son las víctimas preferidas de los asesores presupuestarios. En los últimos cuatro años, más de la mitad de los estados del país han recortado la ya ajustada financiación de las bibliotecas por encima del 10%.
Los gobiernos estatales y locales con problemas de caja han visto en las bibliotecas una presa fácil.Un estudio de la Federación Nacional de Alcaldes afirma que, tras los servicios de mantenimiento de parques y jardines, los archivos de libros fueron la segunda opción preferida para pasar el cuchillo del ahorro: el 39% de los gobiernos locales reconoció que recortó el presupuesto a las bibliotecas durante el año pasado.
Para justificar la caza de brujas, los estadistas se basan en los informes que hablan de una caída del uso de estas instituciones para justificar los recortes. Desde mediados de 1990, la tendencia a la baja en el uso de la biblioteca ha sido bien documentada por medios y asociaciones.
Con la rápida expansión de internet, los ciudadanos comenzaron a buscar respuestas en la forma más rápida y más conveniente. Una reciente investigación realizada por la Asociación de Bibliotecas de Investigación revela que las consultas se han reducido una media del 4,5% al año, mientras que los datos de circulación han caído al nivel de 1991.Fuente: Público.es