Saltar al contenido

La matica de «Hierbabuena» que sembró Chávez en los pobres

1 julio, 2011

Una señora en VTV dijo algo que me llamó la atención: «usted sembró en nosotros una matica de hierbabuena y ahora recoge sus frutos». Utilizaba el sentido figurado para profesar su amor por el Presidente Chávez, quien padece cáncer

Era una señora invisibilizada por los medios, cuyo pensamiento ha sido enmudecido por el capital que domina al poder político en el mundo.

Esa mujer, con su cara de pobre, representa la gente que quiere y ha acompañado al Presidente a lo largo de los años.

Su voz, seguramente, no se reflejará en El Nacional,  Universal, Globovisión, Twitter o Facebook. Su esperanza es el Presidente, ese mismo que se ha enfrentado al megapoder estadounidense, a la Iglesia, a los poderes fácticos, a las transnacionales, por dar relieve a estos miles de venezolanos que emergen ante la opinión pública en momentos cumbres, como elecciones o golpes de Estado.

Esa señora no sólo existe y es invisibilizada en Venezuela, sino en España (Los Indignados), en Grecia (las revueltas), en Túnez, en Egipto, y en el resto del mundo donde los medios con sus aliados poderosos crean los miedos entre la clase media y alta, para luego hacerlos sumisos y convertirlos en autómatas de una especie de pensamiento único que valora el capital por encima de lo humano

Ese pensamiento está hoy en crisis, pese al bloqueo mediático de mucha protestas mundiales que sólo se hacen visible cuando es inaguantable y el poder cede algunos centímetros para luego contraatacar.

En Grecia o en España, los pobre no tiene a un Chávez que pelee por ellos frente al poder; no. Están desguarnecidos, y tienen que echarse a las calles para romper el celofán, para tratar de ablandar el «corazón» del capital, que suele ser despiadado

Esa es la lucha que hoy se vive en Venezuela y que es crucial para el resto del mundo. Una lucha entre David contra Goliat. Entre los pobres contra el capital y sus instituciones incrustadas en las estructuras de las sociedades.

Esa es la «hierbabuena» que sembró Chávez entre los invisibles. Entre los pobres, entre los desarrapados.

Ellos que no tienen acceso a Twitter, a Facebook, a Internet, para comunicar sus puntos de vistas. Ellos que no son «pensadores», no son opinadores, no son profesionales, en fin, no son nadie para el capital

A esos, es que Chávez sembró su amor, que es retornado con creces en este momento, luego de su alocución

Es una lucha desigual, que sin Chávez, difícilmente se pueda plantar cara al poder.

Eso lo saben la mayoría de los pobres, de allí su apuesta por el Prsidente. RUBEN MARCANO/IO