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El selecto club de congresistas millonarios en EEUU

25 julio, 2011

Mientras millones de familias estadounidenses intentan salir a flote en medio de la actual crisis económica, la riqueza personal de los líderes del Congreso de ese país se expande año tras año.

Así lo confirma el sitio digital Open Secrets, al publicar fotos, estadísticas y evaluaciones de los “más ricos del Congreso”, una selecta lista que encabeza el republicano Darell Issa, de California, cuyo patrimonio neto se estima en más de 251 millones de dólares.

Se incluyen, entre otros, los demócratas Jane Harman, también de California (244,7 millones); Herb Kohl, demócrata de Wisconsin, con unos 214,5 millones; Mark Warner, de Virginia (209,7 millones) y John Kerry, senador por Massachussetts (208,8 millones).

Es curioso el dato, porque cuando solo el uno por ciento de todos los residentes de aquella nación pertenece a la clase de los millonarios —según la propia página—, en el Congreso, entre 40 y 50 por ciento de los legisladores cuenta varios “ceros” a la derecha en sus activos.

Una investigación basada en los datos de información financiera federal confirmó, por su parte, que 261 de los que ocupan puestos en el Capitolio (435 en la Cámara de Representantes y 100 en el Senado) son acaudalados.

De acuerdo con el análisis uno de cada cinco de ellos posee bienes de al menos 10 millones de dólares, en tanto la fortuna de ocho asciende a 100 millones de dólares o más.

Por ejemplo, entre 2008 y 2009 —en medio de la recesión—, la riqueza colectiva de los miembros del Legislativo se incrementó en más de 16 por ciento, reveló un estudio publicado por el Centro para una Política Responsable.

Esa riqueza en expansión de los líderes y miembros del Congreso en sentido general, se traduce en que un número significativo tiene intereses en las principales compañías de los sectores de salud y servicios financieros.

Sus acciones se colocan, fundamentalmente, en Bank of America, Goldman Sachs, Wells Fargo, JPMorgan Chase y Citigroup, Pfizer, Johnson & Johnson y Merck. Los mismos que han recibido dinero del rescate federal tras explotar la burbuja inmobiliaria y desatarse la crisis.

Los ingresos de los miembros del Congreso subieron 19 por ciento durante el año pasado (908 mil 255 dólares), mientras el promedio nacional anual descendió 15 por ciento.

Es un mundo financiero muy distante al de sus electores, opinó entonces Sheila Krumholz, directora ejecutiva del Centro para Políticas Responsables.

La raíz del asunto está en que, en las sociedades capitalistas, todo se mueve y desarrolla para beneficio de los poseedores del capital, según afirma en entrevista con Prensa Latina Manuel E. Yepe, analista de temas internacionales.

Quien tenga más, puede más —subraya—. La vida es una competencia que se decide por la riqueza personal que cada quien acumule. Todas las leyes, reglamentos y hasta las costumbres van dirigidas a premiar a los más ricos. Los hijos se preparan, desde que nacen, para ser competitivos”.

El sistema electoral estadounidense es particularmente exigente en cuanto a la necesidad de disponer de mucho dinero para participar en las competencias, argumenta.

“Es una apuesta —dice—: Quien reúna más dinero para la campaña, uniendo al capital propio lo que le prestan otros a cambio de beneficios posteriores derivados del ejercicio del cargo a que se aspira, será el candidato electo”.

A escala del Congreso, el apoyo que tienen los candidatos proviene de las grandes corporaciones representadas por los conocidos “lobbies” que participan en el festín electoral, los que respaldan a aquellos que “ofrezcan a sus mandantes suficientes garantías”.

Para Yepe “aunque entre ellos existan quienes actúen, hasta cierto punto, con arreglo a determinados intereses de suselect ores, el ‘establishment’ está organizado de manera que el dinero mande, no solo en el mercado sino en las relaciones sociales todas”.

Por Deisy Francis Mexidor/ Prensa Latina